Hace unos días salí de casa valiente para enfrentar mis demonios, que son mis miedos, mi vergüenza y mi timidez. Es una ciudad pequeña pero el «francés» me oprime, me bloquea en ciertos aspectos y me pone a prueba cada día.
Hace unos días decidí que sí podía enfrentarme a ese monstruo y entablar una conversación con el señor del correo. No importaba si era un débil «bonjour» o un simple «merci» y una sonrisa para calmar el tenso momento, para mi era ya batalla ganada. Salí de casa con 10 abrigos encima y el «parapluie» (paraguas) en mano, lo escribo en francés pero que al decirlo suena muy bonito, había una lluvia tranquila y mientras subía el empinado camino al centro de la ciudad iba escuchando música en español, grave error…
La lluvia se volvía cada vez más intensa, la gente empezó a correr y a desaparecer, en un momento estaba sola por la calle indecisa por que camino tomar, algún lugar para esconderme y esperar que pasara la lluvia y quizás la vida.
En ese momento recordé muchas cosas, recordé que había salido de casa decidida a ganar la batalle y no rendirme por las circunstancias, ya lo estaba haciendo ya me estaba rindiendo y buscando un lugar para esconderme yo y mis miedos. Así que decidí seguir caminando, la naturaleza me estaba respondiendo…
En mi bolsillo tenia escondido una nota, una nota donde escribí lo que iba a decir, aquella nota desapareció y al estar parada en la puerta los nervios entraron para ser protagonistas, sonreí, camine hasta la ventanilla y simplemente todo fluyó, las palabras salieron poco a poco, fue mas que un «bonjour» o un «merci», también hubo risas por mi aspecto, simplemente era un desastre, la lluvia hizo conmigo lo que quiso, pero seguí avanzando…
En estos días fueron así, ni la meditación lograba mantenerme en el objetivo, es tan fácil sentirnos víctimas, es tan fácil echar la culpa a los demás y sigues quejándote y no te mueves, eso estaba pasando. Hasta que la naturaleza me dio una respuesta y una cachetada a mis dudas.
«Siempre pero siempre hay un amanecer, no todos los inviernos son grises y todo es depende de ti y como lo mires.»
Vivir fuera nos es nada fácil, pero te da otra perspectiva de la vida, otra manera en como veíamos las cosas antes, en nuestro mundo, en nuestra casa, en nuestra rutina diaria. Actualmente tenemos que rendirle cuentas a las redes sociales para sentirnos seguros, demostrar que somos más para sentirnos tranquilos y así ser aprobados. Por que antes yo formaba parte de ese grupo en que deberíamos ser perfectos, tener una pareja perfecta, un carro perfecto y por que no? un departamento de 60 mt2, sin importar que nos choquemos entre nosotros pero al fin y acabo tener «algo» y encajar.
Ya no me preocupa la manera de encajar bien o mal en algún lugar, mis metas siguen pendientes y mis sueños más firmes que nunca, pero iremos al ritmo en que todo deba pasar, sin prisas por la edad y por la sociedad, no debemos pedirle permiso a nadie y que nadie te diga cuando o no debes empezar algo, solo camina al ritmo de tu alma, viaja por la vida y admira los paisajes, busca un atardecer y vívelo, créeme que en cualquier lugar la vida te da oportunidades y donde estás ahora es donde debes estar, dure el tiempo que dure hoy estas en ese lugar.
Hoy tengo otro retro! comprar en la Boulangierie… ahí vamos!
Así somos Les filles d’aujourd’hui…
Hasta la próxima exploradores!
Mili 🙂