Conocí Dinant en medio del frío y con un río color chocolate. Era la época de invierno y el frío que asomaba no dejaba caminar (aquí el post de aquel invierno frío: EL SAXOFÓN DE DINANT! – BÉLGICA). Hace unas semanas, regresé solo por unas horas. Tenía un pendiente que realizar, pero no perdí la oportunidad…